El Dr. Osvaldo H. Heguy, responsable de las capacitaciones de la Cooperativa Lince, abogado, especialista en contratos y daños, docente e investigador, habla sobre el papel de la innovación tecnológica, la inteligencia artificial y la formación humana en la construcción de una seguridad moderna y ética.
¿Cómo resumiría su trayectoria profesional?
-Soy abogado, docente universitario, del nivel secundario y superior. Me desempeño como investigador en temas de responsabilidad civil; además, soy conferencista y doctrinario con mas de 20 aportes al análisis del derecho argentino. También desarrollo mi profesión como analista jurídico en medios de comunicación, específicamente en radios como CNN, y tv como A24, canal SOMOS o Canal METRO, entre otros, y actualmente coordino programas de innovación y formación en la Cooperativa de Trabajo Lince Seguridad Limitada dentro del área de Capital Humano.
Disertó recientemente en el Honorable Congreso de la Nación en la Cámara de Senadores sobre la tecnología y la IA en la detección temprana y el litigio estratégico como buenas prácticas en la lucha contra el tráfico y la trata de personas. ¿Sobre qué aspecto centró su exposición?
-En esa disertación abordé el rol de la inteligencia artificial en la detección temprana de la trata de personas, mediante sistemas de análisis predictivo y trazabilidad digital. Mostré cómo la IA puede identificar patrones de riesgo cruzando datos judiciales, migratorios y de geolocalización, lo que permite actuar de manera preventiva antes de que el delito se consolide. Además, expuse los conceptos del litigio estratégico, que consiste en emplear el derecho como una herramienta transformadora, capaz de producir efectos más amplios que un caso individual: cambiar criterios jurisprudenciales, generar políticas públicas, concientizar y sensibilizar socialmente. Mi propuesta fue promover una alianza entre tecnología, ética y justicia, en la que la innovación sirva a la protección, dignidad y la protección humana y no la ponga en riesgo, resguardando los principios del art 18 de la CN. La inteligencia artificial, correctamente aplicada, puede convertirse en un instrumento poderoso de protección de derechos, pero también un arma peligrosa en manos de redes criminales.
– ¿De qué manera la IA se relaciona con la mejora de la seguridad? ¿Qué innovaciones son hoy más relevantes?
La IA representa un salto cualitativo en la prevención y gestión de la seguridad. Permite analizar grandes volúmenes de información en tiempo real (Big data), detectar comportamientos anómalos, reconocer patrones y anticipar situaciones teniendo fronteras muy finas como la vigilancia intrusiva, donde el derecho viene a poner límites ante posibles abusos o riesgos. Las innovaciones actuales incluyen sistemas de videovigilancia inteligente, reconocimiento facial, monitoreo predictivo de zonas sensibles y plataformas de análisis de datos que optimizan recursos humanos y materiales. Dichas tecnologías fortalecen la capacidad de respuesta y la eficiencia operativa, minimizando riesgos si se articula con un trabajo conjunto. No obstante, su implementación debe ir acompañada de criterios éticos y control humano permanente. La seguridad moderna no se mide solo por la tecnología que utiliza, sino por la responsabilidad con que la aplica. El gran desafío es equilibrar innovación y humanidad, eficiencia y respeto por los derechos fundamentales..

– ¿Cómo se ha dado el proceso de adaptación tecnológica dentro de Lince Seguridad?
-En Lince concebimos la tecnología como una aliada del factor humano. No se trata de reemplazar personas por sistemas, sino de potenciar su labor con herramientas inteligentes. Hemos implementado plataformas digitales para la gestión operativa, control de asistencia, trazabilidad de la formación y monitoreo en tiempo real, lo que nos permitió ganar eficiencia, transparencia y capacidad de respuesta. Este proceso fue acompañado por un plan sostenido de capacitación, que garantiza que cada asociado comprenda el sentido y la utilidad de la tecnología. Para nosotros, la innovación tiene valor cuando se traduce en mejores condiciones laborales, en la profesionalización de las personas, su crecimiento y en un servicio más confiable para nuestros clientes. La transformación tecnológica, en definitiva, es un proceso cultural que exige compromiso, aprendizaje y una mirada humana de la seguridad con miras al crecimiento colectivo.
Desde su experiencia, cuáles son hoy los recursos más importantes para combatir la trata de personas?
-La trata de personas es un fenómeno complejo que requiere una respuesta integral y articulada. No basta con las leyes se necesita prevención, educación, la alfabetización digital fundamental en la educación inicial, cooperación institucional y tecnología aplicada con responsabilidad. Entre los recursos más relevantes destaco la coordinación entre el sector público y privado, la formación específica del personal de seguridad complementando al trabajo del brazo de seguridad estatal en la detección de indicadores y el uso de herramientas tecnológicas capaces de analizar datos y reconstruir redes delictivas, algoritmos, fraudes en la oferta laboral, plataformas de citas, plataformas sexuales donde la anticipación es clave sumado a la responsabilidad solidaria de dichas plataformas, no agotándose solo en políticas internas, sino en el cuidado comunitario dado que muchas veces el delito complejo de trata no surge como delito de trata puramente dicho, sino que deriva de otro delito como puede ser el narcotráfico.
La IA puede ser un apoyo invaluable para la investigación, pero su eficacia depende de un recurso humano sensible, capacitado y éticamente comprometido, y como dije en el Honorable Congreso de la Nación Argentina, todo esto no solo es un desafío legal sino un imperativo moral y social que nos debe interpelar a todos. En el centro de toda estrategia debe estar la persona: tanto la víctima a proteger como el profesional que interviene. Sin esa dimensión humana, ninguna tecnología alcanza y mientras haya una persona captada en manos de estas redes criminales, en nuestro país no podemos hablar de libertad.
Lince desarrolló recientemente un mes de capacitación en liderazgo. ¿Cómo fue esa experiencia y qué aprendizajes dejó?
-Fue una experiencia muy enriquecedora llevada a cabo por la coordinadora del área de capital Humano, Milagros Lacal, y Sabrina Rua, junto al trabajo de Hernán Mojoli, como capacitador externo, que nos permitió profundizar en habilidades de comunicación, gestión de equipos, resolución de conflictos y toma de decisiones en contextos complejos. En Lince entendemos el liderazgo como un ejercicio de servicio y responsabilidad. Un buen líder es aquel que inspira, escucha, impulsa y acompaña, no el que impone mediante una “jefatura dictatorial” ni condicionando situaciones anteponiendo la etiqueta de poder de manera constante creyendo que tiene una tonelada de autoridad. Durante la capacitación trabajamos sobre casos reales y dinámicas que fortalecieron la cohesión, la empatía y el sentido cooperativo de nuestros equipos.
¿Cómo fueron los resultados?
Los resultados fueron muy positivos: se consolidó una cultura organizacional más participativa, con mayor motivación y compromiso. También se logró llevar adelante un punto de encuentro para todos los asociados de nuestra cooperativa sobre los temas trabajo en equipo y motivación, con el fin de potenciar los equipos de trabajo en el enfoque propuesto. Creemos firmemente que no hay innovación tecnológica sin desarrollo humano, y que la capacitación es la base de toda mejora sostenible. El liderazgo, en nuestro caso, no es una posición jerárquica, sino una forma de construir comunidad y proyectar futuro.













