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Nuevos conocimientos sobre el cáncer de mama cambian los pronósticos y la esperanza de vida

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Dr. Mario F. Bruno
Dr. Mario F. Bruno
Presidente de la Sociedad Argentina de Periodismo Médico; Vicepresidente de la Sociedad Argentina de Cancerología; Presidente del Comité de Cuidados Paliativo de AMA (Asociación Médica Argentina); Presidente del Comité AntiTabaco de AMA Vicepresidente de UATA (Unión Antitabáquica Argentina); Director de los cursos anuales de 1) Periodismo Médico 2) Cancerología, 3) Cuidados Paliativos (AMA); Miembro Emérito de ASCO (American Society Clinical Oncology); Miembro Titular de ESMO (European Society Clinical Oncology); Director Médico de Medicron S.A. (Centro Oncológico)

El pasado 19 de octubre se conmemoró el Día internacional de lucha contra el cáncer de mama, que sigue siendo el tumor más frecuente en las mujeres de todo el mundo Por esta razón, durante este mes, llamado “Mes Rosa”, se recuerda la importancia de la detección precoz y el acceso a los controles médicos. Pero más allá de las campañas de concientización, los últimos años han traído cambios profundos en la forma de diagnosticar y tratar esta enfermedad.

La investigación científica avanza a gran velocidad, y esos progresos ya están transformando la vida de miles de pacientes. Hace apenas dos décadas, el cáncer de mama se clasificaba de manera general, y los tratamientos eran prácticamente los mismos para la mayoría de las mujeres. Hoy, gracias a la biología molecular y a la genómica, se sabe que no existe “un solo” cáncer de mama, sino muchos subtipos distintos, cada uno con su propio comportamiento y respuesta a las terapias. Este conocimiento permitió una medicina mucho más personalizada, en la que el tratamiento se adapta a las características genéticas del tumor y a las condiciones de cada paciente.

Uno de los mayores avances proviene de la tecnología aplicada al diagnóstico. La mamografía digital y, en algunos casos, la tomosíntesis mamaria 3D, permiten detectar lesiones cada vez más pequeñas, antes de que sean palpables. En los casos de dudas, la resonancia magnética mamaria se ha incorporado como complemento fundamental. Además, los laboratorios de patología incorporaron técnicas de biología molecular que permiten identificar alteraciones específicas en el ADN tumoral. Estas pruebas ayudan a determinar, por ejemplo, si un tumor responderá mejor a la quimioterapia, a las terapias hormonales o a los nuevos fármacos dirigidos. En paralelo, los estudios genéticos germinales, realizados sobre una muestra de sangre o saliva, permiten saber si la persona tiene predisposición hereditaria. Detectar una mutación a tiempo puede salvar vidas, ya que posibilita una vigilancia estrecha o incluso intervenciones preventivas.

Respecto a los tratamientos, son  más personalizados y menos agresivos La medicina de precisión permitió reducir el uso indiscriminado de la quimioterapia, reservándola solo para quienes realmente la necesitan. Hoy, muchas pacientes pueden tratarse con medicamentos que actúan de manera más específica y generan menos efectos secundarios. Entre las mayores novedades se encuentran los anticuerpos monoclonales y las terapias dirigidas, que actúan sobre tumores con un gen (HER”) sobreexpresado.

Estos fármacos han cambiado radicalmente el pronóstico de este tipo de cáncer, antes considerado muy agresivo. Otro paso importante fue la aparición de los llamados inhibidores de CDK4/6, que son medicamentos que detienen la división de las células cancerosas al bloquear la actividad de las enzimas CDK, que son esenciales para el ciclo celular, y que están indicados en cáncer de mama hormono dependiente avanzado o metastásico. Su incorporación en etapas tempranas, tras cirugía y hormonoterapia, redujo significativamente el riesgo de recaída en pacientes de alto riesgo, según demostraron diferentes estudios. También surgieron tratamientos basados en la inhibición de las enzimas PARP, una clase de medicamentos especialmente útiles en mujeres con mutaciones BRCA. Presentan resultados alentadores tanto en enfermedad localizada como metastásica.

Otra línea de investigación prometedora es la inmunoterapia, que estimula las defensas del propio organismo para atacar el tumor. En algunos subtipos de cáncer de mama triple negativo, dichos fármacos mostraron beneficios claros cuando se combinaron con quimioterapia. Respecto a la cirugía y a la radioterapia, cada vez son menos invasivas. La cirugía conservadora es hoy el estándar cuando el tumor se detecta a tiempo. En muchos casos se puede preservar la mama, y en aquellos casos que no, la reconstrucción inmediata ofrece resultados estéticos y psicológicos muy superiores. Además, los avances en técnicas de localización del ganglio centinela permiten evitar cirugías axilares extensas, reduciendo el riesgo de linfedema y otras complicaciones.

En radioterapia, los progresos tecnológicos permiten irradiar solo las áreas necesarias con alta precisión. Sin embargo, y pese a todos los avances, el mejor tratamiento sigue siendo la detección temprana. Una mamografía anual a partir de los 40 añoso antes, si hay antecedentes familiares, puede marcar la diferencia entre un tratamiento simple y uno complejo, y en la superación de la enfermedad.

Hoy, más del 90% de las mujeres diagnosticadas en etapas tempranas están libres del cáncer y pueden continuar con su vida normal.

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