En notas anteriores y en algún libro nos hemos referidos a antiguos sistemas de asistencia social y ayuda recíproca con el objetivo de aportar un mayor conocimiento sobre los antecedentes del mutualismo moderno y los servicios que prestaba a sus adherentes para que tuvieran un mejor pasar en su vida cotidiana.
Antes de entrar a describir las leyes de pobres inglesas, quiero señalar algunas características que han tenido las acciones solidarias en distintas épocas y lugares.
Por ejemplo, en varias partes del Antiguo y Nuevo Testamento encontramos recomendaciones que se hacían al pueblo para la protección de las viudas y huérfanos; luego aparecen los montepíos que eran organizaciones que daban pequeños créditos a aquellos que podían dejar en depósito algún bien de valor; otra forma de ayuda fueron las sociedades de beneficencia, como también las que practicaban la caridad, especialmente vinculadas a alguna fe religiosa. A partir de la revolución industrial los sindicatos de trabajadores y las asociaciones de empresarios comenzaron a desplegar sistemas de protección hacia los necesitados. En esta última etapa podemos decir que nace el mutualismo: asociación de personas de igual condición que se asocian para ayudarse recíprocamente. Porque en las antiguas figuras había alguien que conducía la organización y prestaba asistencia y otros, los más, que recibían la asistencia. Es decir, no había participación de los tomadores de la ayuda en las decisiones de la organización. Al mismo tiempo se produce una gran innovación política: la participación del Estado en la acción social generalizada.
En las viejas Inglaterra y Gales
A mediados del siglo XVI tanto en Gales como en Inglaterra acontecieron dos fenómenos que impactaron fuertemente en las poblaciones de ambos estados: la peste negra[1] y la desocupación de los que quedaron vivos, fenómenos que ya habían padecido en el siglo anterior.
Había desocupados que querían trabajar pero que no conseguían donde (eran los conocidos como pobres impotentes), y desocupados que no querían trabajar y se dedicaban a la mendicidad y al vagabundeo.
Para la atención de los “pobres impotentes” se sancionaron las Poor Laws, que establecieron sistemas de ayuda y casas de alojamiento. Durante largo tiempo estas instituciones eran administradas por las parroquias locales, pero a partir de mediados del siglo XIX pasaron a depender de un sistema centralizado, las “workhouse” (casa de trabajo o asilo de pobres) que eran administradas por un sindicato de pobres (Poor Law Union).
Los sindicatos agrupaban asilos de varias parroquias regionales y estaban dirigidos por una junta de guardianes, siendo su principal objetivo controlar los gastos de asistencia social y reducir las contribuciones que hacían sus protectores.
Cabe señalar que junto a estas instituciones de beneficencia había otras que también albergaban pobres que tenían la obligación de trabajar para poder recibir comida y alojamiento. En éstas, con frecuencia, se utilizaba el látigo para convencer a quienes no querían trabajar o lo hacían mal.
El fin de las Poor Law
El sistema de las Pool Law perduró hasta principios del siglo XX como consecuencia de la adopción de sistemas de asistencia gubernamental y el desarrollo del sindicalismo obrero y la organización de sociedades filantrópicas.
En 1948 la sanción de la Ley de Asistencia Nacional abolió el antiguo sistema pero parte del mismo continuó vigente hasta l967.
Fuente: Wikipedia La enciclopedia Libre.
Imagen: Antigua casa de trabajo en Nantwich , que data de 1780.
[1] La peste negra o peste bubónica se produce a través de una bacteria transmitida por pulgas infectada en ratas.













