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Julio Isidro Maiztegui, investigador tenaz de la Fiebre Hemorrágica Argentina

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Felipe Rodolfo Arella
Felipe Rodolfo Arella
Lic. en Cooperativismo y Mutualismo (UMSA). Magíster en Animación Sociocultural (Universidad de Sevilla). Ex-Presidente del CGCyM. Periodista, docente e investigador especializado en Economía Social y Solidaria, Género y Desarrollo Local.

Temas transversales

El 25 de agosto de 1931 nació en Bahía Blanca y el 29 de agosto de 1993 falleció en Pergamino el doctor Julio Isidro Maiztegui, médico e investigador que dedicó varios años de su vida a descubrir una vacuna contra la Fiebre Hemorrágica Argentina (FHA) que afecta principalmente a los agricultores de la pampa húmeda argentina, por los cual se conoce a esa enfermedad como mal de los rastrojos, exclusiva de la Argentina.

Julio Maiztegui se recibió de médico en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires a los 26 años de edad, y un año después inició estudios en el  Hospital de Boston sobre Clínica Médica y Enfermedades Infecciosas y en 1964 obtuvo un Master en Salud Pública en la Universidad de Harvard. Al año siguiente vuelve a la Argentina y se incorpora al Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC).[1] Entre 1968 y 1969 obtuvo el Master en Epidemiología, en la Escuela de Medicina Tropical de la Universidad de Londres.

Investigadores precedentes

Maiztegui no fue el primero ni el único que estudió las causas de la fiebre hemorrágica. La enfermedad era conocida desde 1943 y fue descripta por el doctor Rodolfo Arribálzaga, médico rural de Bragado en 1955. Pero fue en 1958, como consecuencia de una epidemia de la enfermedad en la zona de O´Higgins, partido de Chacabuco, provincia de Buenos Aires, que los medios periodísticos comenzaron a alertar sobre la enfermedad, lo que trajo aparejada la resistencia a trabajar de los peones golondrina que cosechaban maíz. A partir de esa difusión y de la resistencia de los cosechadores, motivó a las autoridades sanitarias a ocuparse del tema, ya que la enfermedad se había extendido al norte de Buenos aires y La Pampa y el sur de Córdoba y Santa Fe.

El Hospital Regional de Junín, provincia de Buenos Aires, comenzó a aplicar suero de los convalecientes a los trabajadores rurales, aunque se carecía de estudios clínicos.

En 1958 un equipo dirigido por el doctor Armando Parodi, de la Facultad de Medicina de Buenos Ares descubrió el agente etiológico de la enfermedad, al que se los llamó Virus Junín. Por su parte el gobierno nacional creó una comisión para validar la autenticidad del virus, la que estuvo a cargo del director del Instituto Malbrán, doctor Ignacio Pirosky, quien fuera cesanteado de su cargo por el gobierno surgido en el golpe de Estado que depuso al Presidente Arturo Frondizi en 1962, discontinuando las investigaciones sobre el tema. Se nombró como interventor del Instituto al doctor Julio Barrera Oro, quien tiempo antes se había inoculado voluntariamente con el virus aislado en laboratorio y prohibió expresamente que se le suministrase ningún tratamiento.

Otro equipo de investigadores, dirigido por el doctor Parodi tampoco alcanzó resultados positivos.

El trabajo de Maiztegui

En 1965 se creó el Centro de Estudios de la Fiebre Hemorrágica de Pergamino, dependiente del Instituto Malbrán, y Maiztegui fue nombrado jefe del equipo de investigación. A partir de ese momento realizó una tarea de concientización de la población y de los profesionales de la región[2] para cambiar experiencias y centralizó sus investigaciones en la zona donde predominantemente se manifestaba el virus. Asimismo, a semejanza de lo realizado por los doctores Salvador Mazza[3] y Carlos Alberto Alvarado[4] puso empeño en la atención primaria de la salud.

El avance de las investigaciones realizadas por el equipo permitió establecer el protocolo del tratamiento fue aceptado por la comunidad científica, que pudo comprobar que con él la mortalidad por FHA había disminuido de 30% a solamente 3%.

En 1980 el INEV comenzó a ser acondicionado para producir la vacuna, que tardó un año más de lo estipulado y finalmente fue denominada Candid 1. Desde los Estados Unidos, con quien se había firmado un convenio para fabricar la vacuna, se enviaron prototipos que comenzaron a aplicarse a voluntarios humanos. Este desarrollo culminó en 1990. Maiztegui, quien ya estaba enfermo de cáncer, recibió entonces la noticia de que los resultados controlados internacionalmente aseguraban la efectividad de la vacuna, que a partir de ese momento fue distribuida a todas las regiones afectadas.[5]


[1] CEMIC se fundó en 1958 impulsado por la visión del Dr. Norberto Quirno y su grupo de discípulos, con el objetivo de mejorar la medicina argentina y superar las limitaciones del ejercicio individual de la medicina

[2] Entre ellos el doctor  Héctor A. Ruggiero, que desde 1958 comenzaron a realizar transfusiones de plasma de los convalecientes en los nuevos enfermos.

[3] El mal de Chagas, también conocido como enfermedad de Chagas-Mazza o tripanosomiasis americana, es una enfermedad parasitaria causada por el Trypanosoma cruzi, transmitida principalmente por insectos triatominos (vinchucas). Salvador Mazza fue un científico clave en la investigación y combate de esta enfermedad en Argentina, junto con Carlos Chagas, quien descubrió el parásito

[4] Carlos Alberto Alvarado fue un médico argentino reconocido por su destacada labor en el control y la erradicación del paludismo (malaria) en Argentina, especialmente en el noroeste del país. Trabajó junto a Ramón Carrillo, secretario de Salud Pública, en una campaña que logró reducir significativamente los casos de paludismo y tuvo un impacto global.

[5] Agüero, Abel Luis, Julio Isidro Maiztegui y la Fiebre Hemorrágica Argentina, en Revista Argentina de Salud Pública, Buenos Aires,2020; 12:e5.

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